martes, 23 de agosto de 2011

Las cosas más insignificantes de la vida, son las que influyen en realidad


Un ligero aire toca tu mejilla, te acaricia, e intenta hacerte ver que no estás sola. Las hojas se levantan del suelo, y dan un ligero salto, como si quisieras abanzar cada vez más, pero se pegarán un día entero para estar a 4 metros de su posición anterior, y cuando creen que ya no hay nada que hacer, un frío aire las levanta, y hace que éstas, puedan volar. ¿ Qué podrían sentir cuando este las levanta ? Liberación, solo si estas se sentían atrapadas ; Alegría, solo si llevaban esperando ese momento mucho tiempo ; Desesperación, solo si sienten que nunca tocarán el suelo de nuevo.. Cuando ese ligero aire se apodera de ellas, y se convierte en sus piernas, abanzan, y para ellas, esos metros, son un gran paso. Y para ellas, el que nosotros las recogamos del suelo, es como si les dijeramos a unos niños que no pueden jugar, porque para ellas, el árbol es su casa, el suelo su nuevo mundo, pero al recogerlas, todo se vuelve oscuro. Muchas veces eso es la realidad, esa es la vida misma, las cosas más insignificantes son las que de verdad concuerdan con tu vida. Hasta una mísera flor, puede sentir lo que tú. Si a esta le quitas el sol, es como si a ti te quitaran el corazón, es tu vida, tu forma de pensar, porque aunque siempre, por naturaleza, se ha dicho que la cabeza es lo primero que piensa, la persona con capacidad para ver lo que siente su corazón, lo que este piensa, es la que de verdad sentirá lo que una flor experimenta cuando se hace de noche. Cuando a un lápiz le quitan a su acompañante la goma, es como si te dejaran un ojo, pero no una oreja. Puedes ver todo lo que pasa a tu alrededor, pero no tienes a nadie que te ayude a oír . Y cuando a una lámpara se le funde la bombilla, es como si algo dentro de ti no funcionara, y al no funcionar, no eres nadie. Tantas cosas, que nos confunden, que nos parecen insignificantes, pero que aunque no tengan los mismo medios para sentir, como tú, pueden ser tan iguales. Porque uno no es nada sin un corazón que sienta por él, sin una cabeza que piense por él, si un brazo que actúe por él, sin una pierna que camine por él.. porque sin nada de eso, seríamos como una liebre en medio de cien leones hambrientos, seríamos indefensos, sin ganas de sentir, pensar, hablar.. Nadie sabría entendernos, ni nosotros mismos. Por eso, nadie sabe lo que de verdad es sentirse vacío, puedes sentir dolor, tristeza y puedes haber tenido una vida que nunca olvidarás en cualquier sentido, pero nunca te faltará todas esas cosas importantes, y cuando eso pase, solo te queda, hacer como la lámpara al fundirse la bombilla, esperar a que la cambie; como la flor sin sol, esperar a que se haga de día ; o como el lápiz sin goma, esperar a que pongan otra a su lado. Y todas esas cosas, son las que hacen de nuestra vida, un juego con sentido.

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